Florencia es una de las ciudades más encantadoras de Italia. Su historia, su arte y su arquitectura renacentista enamoran a todo aquel que pisa sus callecitas.
Esta emblemática ciudad italiana esconde muchos secretos e historias que hacen que uno se pierda en el tiempo y se remonte a la época de la familia Medici en el Renacimiento, la cual llevaba la directriz de la ciudad toscana, o al esplendor artístico renacentista en el que Da Vinci, Botticelli y Miguel Ángel fueron sus grandes representantes.
Todo aquél que camina por el centro de Florencia, llegará indudablemente a una calle que en realidad no es una calle, sino un puente que no parece puente. Este camino que es calle y puente a la vez, cubierto de pequeñas casas cuadradas de madera, es uno de los más lindos que se pueden encontrar en este lugar y de donde se aprecia una de las mejores vistas de la capital toscana. A este puente se le conoce como “Ponte Vecchio” que quiere decir Puente Viejo.
El puente Vecchio es un puente medieval que atraviesa el río Arno. Sin embargo, se cree que fue un puente construido por los romanos aproximadamente en el 150 d.C., pero a causa de las diferentes guerras y conflictos de la historia, así como devastadoras inundaciones, se destruyó y no fue hasta el año 1345 que se reconstruyó completamente de piedra. El trabajo arquitectónico y de diseño se le atribuye al arquitecto y pintor italiano Taddeo Gaddi.
Este puente es un símbolo de la ciudad y es uno de los más importantes y conocidos de Europa y del mundo. Se sostiene sobre tres arcos, el principal mide 30 metros y los otros dos miden 27 metros cada uno.
El puente está lleno de comercios y locales joyeros, y no solamente en la actualidad, sino ya desde hace tiempo, pues se dice que el puente estaba exento de tasas e impuestos. Cuenta la leyenda que los comerciantes solían colocar sus joyas sobre una mesa, y se rumorea que cuando no podían pagar sus deudas, los soldados llegaban y partían la mesa. De este acto se cree que se deriva el término Bancarrota o banco+rotto, y al no disponer de una mesa, el comerciante ya no podía seguir vendiendo sus joyas. Hoy en día muchas parejas compran sortijas de matrimonio y de compromiso en los múltiples locales joyeros que se encuentran en uno de sus locales.
Quien va a Florencia no puede dejar de atravesarlo y descubrir el romanticismo e historia que esconde entre sus pintorescos tejados.