top of page

A los márgenes de “la pequeña Florencia”

Retrocedamos 2.000 años en el tiempo. Decidamos tomar una clase de historia al aire libre. El entorno idóneo para ello es una ciudad que llama la atención a turistas tanto nacionales como internacionales. Frontera con el país de queso y el vino. También es una de las cuatro provincias que conforman el territorio catalán. Por supuesto, hablamos de Girona, que con sus casi cien mil habitantes y como lema “Girona emociona”, se revela como una joya arquitectónica en la que se inhala brisas medievales en cuanto nos adentramos en su centro histórico, en el cual se concentran la mayoría de lecciones que hoy vamos a estudiar.


Escenario de la famosa serie estadounidense, Juego de Tronos, varias de sus empedradas calles (atención a los que aborrecéis los spoilers) han sido testigos de algunos de los capítulos que cuentan con el personaje de Arya Stark como protagonista, transformando rincones gerundenses en auténticos sets de rodaje, como la catedral, la pujada de Sant Domènech o las Baños Árabes. Dado el privilegio obtenido por la ciudad al ser elegida para convertir sus calles en una verdadera corte de reinos, se han creado varios tours temáticos que ofrecen un itinerario por las principales localizaciones. Una forma de turismo emergente que cada vez cobra más notoriedad entre los viajeros.


Homenaje al séptimo arte


El cine nació como una técnica para capturar una parte de la realidad visible. La historia del mundo que se sigue rodando y desconoce su final. Este arte llevado gran pantalla tiene su propio museo en una ciudad que ha sido elegida en numerosas ocasiones como marco de películas tan afamadas a nivel internacional como “El Perfume” o nacionales como “Ocho apellidos catalanes”. Con una colección de casi veinte mil piezas, refleja los inicios de esta disciplina artística a través de maquinaria y técnicas que van desde las ilusiones ópticas hasta el nacimiento del cine como tal de la mano de los hermanos Lumière.


Las cintas mudas también cuentan con su propio espacio en el museo. La admiración a la expresión del silencio y el arte de la pantomima fueron llevados a su máxima revelación de la mano de Charles Chaplin. Mickey Mouse y todo el entramado de Disney, la linterna mágica o las fantasmagorías son otros de los temas en los que se encuentran divididos las dos plantas del museo. Parada imprescindible para los amantes de la vida en movimiento.



La obra desconocida de Gustave Eiffel


Una retahíla de casitas colgantes se distribuyen a lo largo del cauce del río Onyar, que sin aparente armonía de colores tienen un denominador común: los tonos pastel y beige. Esta imagen, constituye la postal más fotografiada de la ciudad y la razón qué le ha otorgado su parecido con la cautivadora capital de la Toscana: la Florencia catalana.

Ni más ni menos que once puentes suspendidos sobre las aguas que cortan la ciudad en dos, son los que regalan las mejores instantáneas y a su vez hacen de puerta de entrada al barri Vell, el centro histórico de la ciudad. Con una estructura férrea y de color rojo, el puente Eiffel o de las Peixateries es una de las obras más desconocidas de Gustave Eiffel, arquitecto que diseñó la formidable Torre Eiffel. Su puesta en pie tuvo lugar en 1876, diez años antes de la construcción de la Dama de Hierro. Hoy en día constituye el enlace más representativo y concurrido que une varios barrios de la ciudad.



Protagonistas del Barri Vell


El laberinto de estrechas callejuelas adoquinadas y sus escalinatas de acceso a la parte alta de la ciudad, señalan que nos encontramos en la zona con más encanto. El ambiente íntimo del Barri Vell convierte al visitante en protagonista de una historia ya escrita por los romanos. La catedral de Girona se levanta dominante en el horizonte y abarca tres estilos muy diferentes: románico en su claustro, barroco en la fachada y gótico en el espacio interior. Terminó su construcción en el siglo XVIII y es el elemento que da la bienvenida al call de Girona, uno de los barrios judíos mejores conservados de Europa. No perderse entre sus callejones es casi misión imposible, igual que lo es no pararse a admirar las tiendas de artesanías y galerías que se despliegan a sus lados.


Con paciencia y sentido de orientación, nos topamos con la pujada de Sant Domènec en cuya cima se sitúa la iglesia de Sant Martí Sacosta, otro de los enclaves indispensables en pleno corazón del Barri Vell. En esta calle escalonada se disponen algunos de los restaurantes más entrañables así como un conjunto artístico con un gran valor en la ciudad.


Las vistas más cautivadoras de la ciudad se obtienen en algunos de los tramos de las murallas de Gerona, que por su situación estratégica como paso fronterizo de los franceses, aún se mantienen en pie habiéndose convertido en miradores excepcionales.

Girona, como todo pueblo que se precie, también tiene su propia tradición, y esta es un tanto particular. Enclavada a los pies de la basílica de Sant Feliu, una pequeña leona llama la atención por la posición en la que se agarra a una columna, y es que cuenta la leyenda que si besas el culo de la leona, volverás a otra a Girona, de momento parece que la fábula surte efecto. A las ciudades que hechizan, siempre se vuelve.






Sigue leyendo:
bottom of page