top of page

Perdidos en la lírica del Montseny


La expedición comenzó a las 9 de la mañana, una vez que los exploradores bajaron en la estación de Sant Martí de Centelles, más precisamente en el pueblo de Aiguafreda. Uno de los lugares emblemáticos en los que surge el turismo rural del país, debido a que la gente sentía la necesidad de escapar de la ciudad y resguardarse en la naturaleza. A su vez, es una zona de explotación maderera y de extracción de bloques de hielo para abastecer a la ciudad de Barcelona. Adentrándose en el camino, los caminantes ingresaron al Parc del Montseny, considerado como reserva de la biosfera y el entorno natural más antiguo de Cataluña.


El bioma presente en este parque es típico del centro de Europa y no del Mediterráneo, lo que quiere decir que es la excepción a su tipo. El paseo por el que iban dejando huella los llevó a subir más de 900 metros en casi 6 horas y media. Entre valles y quebradas se abría un paisaje verde rodeado de hayas y encinas, y una amplia variedad de anfibios como la salamandra, especies características de un ambiente frío y húmedo. Envuelto por ríos de aguas puras, destaca el Congost, que los acompañó durante toda la travesía hasta llegar montaña arriba a una pradera con masías.


Estas casas de campo conformaban grandes núcleos económicos familiares en los que vivían aislados, y también se autoabastecían con su producción y comerciaban. El pulmón verde de la provincia además sirvió de inspiración para los grandes poetas, músicos, pintores, y entre otros artistas catalanes, como Joan Maragall, quien marcó la ruta de exploración tomada hoy por numerosos curiosos que buscan indagar en su historia. Los excursionistas se aventuraron a visitar las dos masías que datan de finales del siglo XIX y principios del XX: La Figuera y la Parera, lo que marcó el fin de su recorrido.


Sigue leyendo:
bottom of page